Ultima actualización:03.OCTUBRE.2009
Si Ud. ve a alguien caminar por la calle un sábado de mañana con un ejemplar de la Biblia bajo el brazo, puede estar casi seguro de que esa persona es adventista del séptimo día. Eso no quiere decir que cada adventista lleva siempre consigo una Biblia; pero los adventistas tienen la costumbre de llevarla a la iglesia.

Son "un pueblo con un libro, y ese libro es la Biblia", al cual aman y estudian. Le dan el primer lugar en sus hogares, escuelas e iglesias. Nada puede destruirles la fe que tienen en la Biblia como la Palabra de Dios.

Ud. puede preguntarse : ¿Es posible que en esta edad moderna y escéptica haya gente que crea con sinceridad en la Biblia? Si, la hay. Para los adventistas es básica la creencia de que la Biblia es un libro divinamente inspirado. Esto constituye el fundamento de todas sus enseñanzas, la motivación de todas sus actividades. Aceptan la Biblia como una revelación del cielo, un mensaje de Dios para los hombres, y actúan de acuerdo con ello.

Creen en su inspiración
Los adventistas no defienden la inspiración verbal de ninguna versión de la Biblia en particular. Pero creen con toda sinceridad en la inspiración del mensaje original como fue dado por Dios mediante los patriarcas, los profetas hy los apóstoles, y que este mensaje ha llegado hasta nosotros , a través de las edades, inalterado en su esencia.

Dan valor a su revelación
¿Qué ve esta gente en la Biblia que la impresiona tanto y que la hace pensar que es un mensaje de Dios?

Muchas cosas : hermosas promesas, nobles normas de vida, ideales estimulantes. Lo más importante de todo, sin embargo, es la revelación que Dios hace de su plan y programa para el mundo y la humanidad. Sin esta revelación nadie puede saber de dónde viene ni hacia adonde va: vive en una niebla de incertidumbre con respecto al pasado y rodeado de temores concernientes al porvenir. Con ella, sabiendo lo que Dios ha hecho y lo que se propone hacer, el hombre puede mirar hacia atrás con certeza y hacia delante con confianza. Ese conocimiento produce paz mental y da propósito a la existencia: hace que la vida presente y la del futuro sean dignas de vivirse.

La Biblia dice que Dios creó los cielos y la tierra por el poder de su palabra: "El dijo, y fue hecho: él mandó, y existió" (Salmo 33:6,9). Los adventistas creen esto, y ¿por qué no? No se requiere más fe para aceptar esta explicación del origen de todas las cosas que para creer en la teoría enteramente improbada de que todo evolucionó lentamente a través de cientos de millones de años; y la creencia le da a uno confianza en el poder del Creador todopoderoso.

La Biblia afirma que el hombre fue creado por Dios mismo en el jardín del Edén. No se originó en una partícula de materia cósmica, sino que fue hecho desde el principio como un ser perfecto y hermoso, cuyo Creador complacido, orgulloso, lo llamó hijo de Dios (Génesis 1:27) Precioso es, en verdad, el conocimiento del primer amor de Dios por la raza humana y de su promesa de que ese amor nunca se debilitará ni fallará a través del tiempo y la eternidad.

La Biblia nos cuenta, además, el origen del pecado, y ¿en qué otra fuente podemos encontrar una solución satisfactoria para este enigma de los siglos? Revela que el pecado comenzó en el cielo, en Lucifer, el portador de luz. Cuenta de la trágica transformación de este ángel en Satanás, su lucha contra el gobierno de Dios, su expulsión a la tierra, sus esfuerzos para engañar y arruinar a la raza humana, y su destrucción final en el lago de fuego.

Este conocimiento es valioso porque ayuda a cada individuo a ver que él no es una mera partícula de polvo que flota en el viento, sin valor especial ni importancia, sino más bien alguien que desempeña un papel en el gran drama de los siglos. Debido a esto, cada uno debe elegir de qué lado se pondrá en la gran controversia entre el bien y el mal: ha de decidir si será siervo de Satanás o hijo de Dios. Y esta elección llena la vida de significado, propósito y destino.

Aprecian las profecías
Esta visión de ser participantes de una poderosa empresa divina que abarca las edades y los continentes y une la eternidad con la eternidad, se fortalece y se afirma mediante el estudio de las profecías de la Biblia, que los adventistas aman. Es un tema apasionante. Tomemos las predicciones hechas por los profetas bíblicos acerca de los reinos del mundo antiguo. Es fascinante notar cómo cada una de ellas se cumplió al pie de la letra hasta en los detalles más mínimos. Por ejemplo, según uno de los profetas, Nínive, la famosa capital de Asiria, debería quedar "vacía, agotada y desolada" (Nahum 2:10) ¡Cuán exactamente se cumplió esto! Hoy no queda casi vestigio alguno de esta antigua capital

Contra Egipto, cuyos faraones dominaron el mundo por varios siglos, el profeta Ezequiel dijo estas palabras : "En comparación con los otros reinos, será humilde; nunca más se alzará sobre las naciones" (Ezequiel 29:15) Durante 25 siglos, Egipto nunca ha recuperado su poder y prestigio antiguos.

En el segundo capítulo de Daniel se encuentra una de las más asombrosas predicciones. Allí se descorre el velo del futuro y se ve desarrollarse la historia con claridad y precisión. De acuerdo con el profeta, habría cuatro imperios mundiales, seguidos por un período de desintegración, confusión y guerra que terminaría con el establecimiento de un quinto reino final, regido por Dios mismo.

Neobabilonia Medo-Persia, Greco-Macedonia y Roma: he aquí los cuatro imperios universales acerca de los cuales todo el mundo está informado. La secuencia está escrita, para que todos la verifiquen en las páginas de la historia.

Nadie, sin embargo, parece estar informado de la culminación de la historia que se avecina, la cual está revelada en estas palabras proféticas : "Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre"(Daniel 2:44)

Este es uno de los pasajes de las Escrituras que más conmueve el alma de los adventistas porque da énfasis con energía dramática a la dirección de Dios en los asuntos humanos, su señorío sobre las naciones, su conocimiento anticipado del curso de la historia y la certeza de su triunfo definitivo sobre todas las fuerzas del mal.

Recuerdan sus promesas
¡Cuán hermosas son todas las promesas de la Biblia! No solamente se refieren a la victoria futura, sino también a la ayuda presente en todas las muchas vicisitudes de la vida.

Hay una promesa bendita de perdón de todo pecado: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Sn.Juan 1:9)

He aqyuí una extraordinaria seguridad: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones"(Salmo 103:12)

Existe la promesa de librarnos de la tentación : Dios "es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría"(S.Judas 24)

Se nos promete ayuda en cada emergencia: "Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá"(S.Mateo 7:7)

Estas y centenares de otras son las "preciosas promesas" de este Libro maravilloso: garantizan la consideración, el cuidado y el amor de Dios.

Se glorían en su poder
Las promesas y las profecías, la revelación y la inspiración, sin embargo, poco valor tendrían si no fueran visibles los resultados del estudio de la Biblia en la vida individual. Después de todo, la prueba suprema de cualquier filosofía, cualquier maquinaria, cualquier medicina, es ésta :¿funciona?

¿"Funciona" la Biblia? Los adventistas creen que sí. Están seguros de que entre todos los libros escritos, la Biblia es el más maravilloso para cambiar la vida, el instrumento más potente para el bien que hay actualmente en el mundo. En sus páginas se encuentra "el poder de Dios para salvación": un poder que rompe los grilletes de todos los hábitos esclavizadores, que protege al hogar contra la lucha y la desintegración, y que impide que la generación nueva se eche a perder y se manche con las influencias corruptoras del mundo moderno. Los adventistas del séptimo día tienen razón para creer eso. Han visto cómo la Biblia funciona, no solamente en incontables casos en sus propios países, sino en miles de vidas en sus territorios misioneros de ultramar.

Para los adventistas, la Biblia es de veras el Libro de la vida, que les dice cómo vivir ahora con Dios para que puedan vivir después por toda la eternidad con él en el mundo venidero. Por eso desean contar a otros lo que han descubierto que es el Libro; por eso, le dicen amistosamente : Venga, comparta con nosotros las maravillas de la Biblia.
Un pueblo con un Libro -Un pueblo con un Salvador
Un pueblo con una Esperanza
-Un pueblo dedicado a la oración -
Un pueblo queama la ley y el orden - Un pueblo con un reposo
Un pueblo de principios - Un pueblo con un pasado - Un pueblo con un futuro